Pymes, el ‘pequeño’ gran motor de la economía

Pymes, el ‘pequeño’ gran motor de la economía

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Fraternidad-Muprespa

Hace unas semanas, en este mismo espacio, comentábamos en Grandes empresas, motores de la economía el valor añadido que imprime a cualquier economía mundial el hecho de contar con compañías nacionales o extranjeras de gran tamaño, por su incidencia directa sobre los indicadores económicos del país -PIB, exportaciones, empleo- en el que se establecen y consolidan su actividad. Pero no es menos cierto que las pymes también juegan un papel esencial en el desarrollo de cualquier territorio, un ámbito más reducido y localizado que aquel en el que las grandes corporaciones multinacionales imponen su soberanía.

espacio pyme

Como ya hemos recordado en trabajos anteriores, el Reglamento (UE) nº 651/2014 de la Comisión Europea, Anexo I, establece sin ambigüedades qué requisitos han de cumplir las unidades productivas de menor tamaño para su inclusión en esta clasificación: «La categoría de microempresas, pequeñas y medianas empresas (PYME) está constituida por las empresas que ocupan a menos de 250 personas y cuyo volumen de negocios anual no excede de 50 millones EUR o cuyo balance general anual no excede de 43 millones EUR».
No obstante, la UE ha elevado desde enero 2024 las cifras del balance y del volumen de negocio, debido a la inflación acumulada del 24.3% en la zona euro y del 27.2% en toda la UE durante el período 2013-2023.

Por tanto, ciñéndonos a las plantillas, estaremos ante la calificación de “grandes empresas” cuando superen los 249 trabajadores, cuyo cálculo, así como el de los importes financieros, se referirá al último ejercicio contable cerrado, sin el IVA ni impuestos indirectos.
En este mismo texto europeo destacamos una singularidad a tener en cuenta: «una empresa no podrá ser considerada PYME si el 25 % o más de su capital o de sus derechos de voto están controlados, directa o indirectamente, por uno o más organismos públicos, conjunta o individualmente».

Pero ¿qué importancia tiene esta calificación? A priori podría pensarse que es un mero recurso estadístico para obtener una visión concreta en un momento dado sobre el ámbito empresarial en una zona geográfica o país, aunque no sea así.
Por ejemplo, cuando repasamos los anuncios sobre ayudas económicas que publica y concede la UE u otro organismo público ‘dirigidas a pymes’, observamos que se trata de concesiones ‘exclusivas’ para este tipo de empresas, sin otras excepciones o limitaciones que las que recoja el anuncio. Si una empresa no es una pyme no podrá acceder ni beneficiarse de esta opción.

Así que tiene sentido el hecho de diferenciar, calificar, clasificar, dividir y subdividir en grupos, atendiendo a sus dimensiones, a las entidades que ejercen una actividad económica de forma regular. Además, contar con una definición común de las pymes en toda la UE, al ser un mercado sin fronteras, evita transgredir la sana competencia mediante reformulaciones del concepto de pyme en cada uno de los Estados miembros, para favorecer a las propias de cada país, facilitando el acceso a recursos económicos por la vía de las ayudas comunitarias.

Pyme

Importancia de las pymes en Europa

«Europa solo recuperará el empleo, el crecimiento y la inversión si somos capaces de crear un entorno reglamentario adecuado y de promover un clima favorable al emprendimiento y la creación de puestos de trabajo. No debemos ahogar la innovación y la competitividad con reglamentos excesivamente prescriptivos y detallados, sobre todo en lo que concierne a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Las pymes son la columna vertebral de nuestra economía; crean más de un 85 % de los nuevos puestos de trabajo en Europa y debemos liberarlas de una excesiva carga reglamentaria», declaró Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea entre 2014 y 2017, predecesor de Ursula von der Leyen.
El político luxemburgués destacaba así la importancia de las pymes y los beneficios reales que su coexistencia con las entidades de mayor tamaño suponen para la economía.

Al repasar las cifras referidas a las pymes en Europa podemos caer en la tentación de valorar que su peso en la economía es mayor que el de las grandes empresas, ya que aproximadamente 8 de cada 10 nuevos empleos son generados por las pequeñas y medianas, además del que se crea entre las microempresas. Pero el análisis no resulta tan simple cuando sabemos que son muchas las pymes que habitualmente realizan su actividad en la órbita de grandes corporaciones, formando necesariamente parte de la infraestructura de aquellas y ligando a veces su destino al de su cliente.
Por citar algunos ejemplos, pensemos en las contratas y subcontratas en el sector de la construcción o en pymes proveedoras de bienes y servicios para grandes compañías multinacionales. En muchos casos se trata de pymes que mayoritariamente obtienen gran parte de los ingresos como proveedores de su cliente más importante y, sin el cual, verían seriamente mermados sus recursos financieros.
Otro ejemplo lo tenemos en la industria de la automoción, donde convergen un gran número de empresas que suministran componentes a las grandes marcas. En algunos casos los propios proveedores son también grandes compañías multinacionales, pero en otros se trata de pymes que desarrollan alrededor de esta industria. Lo mismo sucede en el sector de la logística y en otros muchos.

No cabe duda de que grandes y pequeñas empresas se necesitan entre sí y a ambas las necesita a su vez la economía de cada país y la comunitaria europea, porque la existencia de unas no se entendería sin la existencia de las otras. Pymes y grandes empresas serían como los dos motores de la gran aeronave que es la economía; sin uno de ellos, o funcionando a medio gas, el aparato sufriría serias dificultades para volar y pondría en riesgo a los pasajeros. Mejor volar con ambos motores en buen estado.

En Europa el 99% de las empresas son pymes, incluidas las microempresas. Hasta la pandemia había en total algo más de 25 millones de empresas, de las que solo unas 47.300 eran consideradas grandes compañías. De ahí que las autoridades europeas se hallen en un constante reto por aumentar el tamaño de las pymes y consolidar su evolución al alza.

Pymes en España

Como vemos en el siguiente cuadro, al finalizar diciembre de 2023, el total empresas en España era de 2.948.101 (con 5.520 grandes empresas), incluidas las pymes sin asalariados, mientras que en el mismo mes de 2022 la cifra era de 2.943.687 (5.255 grandes empresas), con un saldo anual positivo de 4.414 empresas.

Pymes en España

Por sectores, el número total de empresas al finalizar el año se distribuía así:
-Agrario, 291.689 (de las que 291.570 eran pymes)
-Industria, 170.089 (168.945 pymes)
-Construcción, 334.495 (334.351 pymes)
-Servicios 2.151.828 (2.147.715 pymes)

A pesar de las intenciones y esfuerzos realizados en las últimas décadas por las distintas administraciones públicas para dar impulso al sector industrial, por sus mayores efectos sobre el PIB nacional y el empleo de calidad, parece que no acaba de arrancar y sigue a la cola respecto a los otros sectores en cuanto al número de empresas. Una industria fuerte se traduce en un mayor nivel de autonomía energética y más competitividad frente a otros países más industrializados. En su haber cabe señalar que es el segundo sector con más grandes empresas (1.144), por detrás del sector servicios (4.113). También es el segundo con más empleo. Estos dos sectores suponen alrededor del 90% del PIB nacional, aproximadamente un 70% los servicios y un 20% la industria.

Del cuadro insertado se desprende que las pymes en España alcanzan el 99’8% del total de empresas existentes. Su presencia es cuantitativamente mayor que en el resto de países de nuestro entorno, circunstancia que habrá que mejorar en el futuro por el bien de las propias empresas y de su supervivencia, de los trabajadores y de la sociedad en general, pues un tejido empresarial fuerte será menos vulnerable a las crisis de cualquier naturaleza, sean económicas, sanitarias, sociales, políticas o climáticas. Durante la pandemia Covid presenciamos que las pequeñas empresas sufrieron más que las grandes, viéndose abocadas en muchos casos a cerrar definitivamente, incapaces de soportar el estrés de varias crisis seguidas.

En cuanto al empleo generado, al cierre de 2023, las pymes daban trabajo a 11.046.352 personas, incluyendo a los titulares de aquéllas que no tenían asalariados, mientras que las grandes empresas sumaban un total de 6.600.547.

archivos

El empleo en las pymes, repartido por sectores, no aporta ninguna novedad; somos fundamentalmente un país de servicios, con clara dependencia del turismo:
-Agrario, 702.352
-Industria, 1.438.883
-Construcción, 1.090.160 
-Servicios, 7.814.957

Las cifras, por sí solas, reflejan el importante peso específico de las pymes sobre la economía española, a pesar de jugar en desventaja frente a la mayoría de sus equivalentes en los países de la UE. De media, la empresa española es más pequeña que la europea.

Según el informe ‘Crecimiento Empresarial’, elaborado por CEPYME, España es, dentro de la UE, el país con más porcentaje de pymes sobre el total de empresas, junto a Italia y Portugal. Dato manifiestamente mejorable.
Al finalizar el año, el empleo real (cuenta ajena) que generaban las pymes españolas se encontraba en 3,20 trabajadores por empresa (9.436.442 trabajadores asalariados repartidos entre 2.942.581 pymes), mientras que en la UE la media es de alrededor de 6 trabajadores, según CEPYME.
Este menor tamaño lastra considerablemente su productividad, consolidación y crecimiento, dificulta su acceso a recursos financieros, se topan con más obstáculos para contratar y mantener talento, e incluso para encontrar mano de obra no especializada, la internacionalización y la innovación quedan fuera de su alcance, sufren más ciberataques y, por si fuera poco, «la burocracia y las cada vez mayores cargas normativas les supone un fuerte obstáculo para su crecimiento. De hecho, cuando comienzan a crecer, uno de los frenos reside en las cargas normativas que soportan al ganar tamaño, unas cargas más exigentes que las que tienen de media las empresas del resto de los países europeos», como subrayan en el citado informe.

Grupo Pyme

Centrándonos en las trabas burocráticas y en otros obstáculos que los pequeños empresarios y los potenciales emprendedores ponen de manifiesto a modo de queja, GEM España, reconocido observatorio sobre el emprendimiento, en su último informe coloca a España en posiciones de cola en cuanto a la percepción de los encuestados no solo sobre oportunidades, sino sobre condiciones para emprender. En este apartado se reflexiona sobre varias cuestiones que requieren una especial atención: «La educación emprendedora en la etapa escolar, así como la existencia de políticas gubernamentales de apoyo al emprendimiento y programas que reduzcan la burocracia y la carga fiscal de las empresas recientes son los aspectos peor valorados». Motivo por el que los expertos sitúan a España en el último cuarto de la lista de países en relación al índice NECI (National Entrepreneurial Contex Index), que evalúa la calidad del entorno para emprender.

Crear condiciones favorables para emprender constituye el primer paso que deben dar las autoridades competentes, después ya surgirán las oportunidades para los más audaces, porque son los emprendedores quienes crean las pymes y llegan, en muchos casos, a convertirse en verdaderos empresarios como generadores de puestos de trabajo y valor añadido para la sociedad. Por ello, desde las instituciones deben fomentarse iniciativas público-privadas para impulsar no solo el emprendimiento en sus primeras fases, sino la consolidación de los proyectos que han comenzado a caminar y su posterior crecimiento.