fracasos que les llevaron al éxito

Los fracasos que les llevaron al éxito

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Fraternidad-Muprespa

Emprender, fracasar y volver a emprender requiere pasión, ilusión, entusiasmo y ver los fracasos como un gran aprendizaje. Valores como la autenticidad, la iniciativa, la creatividad y el talento deben ser potenciados desde la infancia.

Cuando alguien te mira, no mira sólo la persona que eres, mira también la persona que puedes llegar a ser.

A continuación os contamos los fracasos de algunas personas que lograron el éxito.

Thomas Edison

Quién nos iba a decir que Thomas Edison inventaría la bombilla después de más de 1.000 intentos. “No son fracasos, he conseguido saber 1.000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla”, comentaba Edison cuando le preguntaban por qué persistía en crear una bombilla después de tantos intentos fallidos.

Nuestra mayor debilidad radica en renunciar. La forma más segura de tener éxito es siempre intentarlo una vez más

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Edison tenía una mente emprendedora, sin embargo pasó poco por la escuela, era mal estudiante y fue su madre, Nancy Edison, la que se acabó ocupando de su educación, creyendo en él. Las expectativas que ponen en nosotros nos afectan, y esto condiciona nuestro propio comportamiento. Es una responsabilidad potenciar y hacer brillar a los hijos. Edison fue un claro ejemplo de ello.

Milton Hershey

La empresa de chocolate más grande del mundo, The Hershey Company, guarda una historia detrás que vale la pena conocer.

Persistencia es la palabra que más puede definir a Milton Hershey, emprendedor incansable, que intentó de todo para emprender y fracasó multitud de veces, pero esto no le quitó las ganas de continuar hasta que consiguió el éxito.

Comenzó con 14 años a trabajar en una heladería que vendía también dulces, y se acabó convirtiendo en un experto. A los 19 años, en 1876, fundó su primera empresa, Spring Garden Confectionary Works, en la que vendía caramelos, llegó a tener bastante éxito, los dulces gustaban, pero le faltaba aprendizaje empresarial y quebró a los 5 años. 

Tras esta aventura se mudó y probó suerte en Nueva York, convencido que la ciudad le abriría más puertas en el negocio del dulce, pero una vez más el negocio fracasó.

Volvió a su estado natal, y fiel a su pasión volvió a intentarlo. Conoció por aquel entonces a un comerciante inglés que le propuso exportar a Inglaterra cantidades industriales, Milton cogió la oportunidad y solicitó financiación al banco. Con esto y lo poco que le quedaba volvió a crear un negocio de dulces, Lancaster Caramel Company, una empresa especializada en caramelos y confituras. Comienza a hacerse popular, no solo en EEUU sino también en Europa. Y en 1984 los caramelos de Hershey ya se exportan a China, Australia y Japón.

Su capital ascendía a 200.000 dólares anuales de beneficios de la época, pero él no se quedó aquí, el chocolate era realmente su meta. El caramelo fue el producto que realmente le hizo introducirse en el mercado de la confitería, una vez dentro y con éxito comenzó a dar pasos hacia el producto estrella.

Comienza con la producción de manera diferente, no le convence la fabricación que había en EEUU y a base de probar y probar, de comprar máquinas especiales en Europa y de elaborar su propia fórmula, da con el éxito. Pero tampoco se queda ahí, quiere construir su propia fábrica, su gran sueño, en su pueblo natal, Derry Church. Vendió la empresa y su patente de caramelos y se propuso cumplir su verdadero sueño.

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Tras todo su aprendizaje comienza este nuevo proyecto con una mentalidad muy moderna, aportando servicios públicos a sus empleados, pensando primero en su bienestar, quería crear una comunidad, sabía que si sus empleados estaban contentos se lo devolverían con gratitud a través del trabajo.

En 1905 la fábrica estaba lista. El complejo residencial tenía banco, lavandería, imprenta, cafetería y servicio de correos entre otros. Un año más tarde, llega tanto su popularidad que el nombre del pueblo se cambia a Hershey y se le empieza a conocer como el lugar más dulce del planeta.

Todo este proyecto no paró de crecer hasta convertirse en un gran imperio, en el que no solo se realizó su sueño, sino que creó una gran ciudad con parque temático incluido, y acercó el lujo del chocolate a todos los bolsillos.

Walt Disney

Antes de que Walter Elías Disney llegara al éxito pasó por varios fracasos.

El primero de ellos fue ser despedido del periódico Kansas City Star, curiosamente por no tener imaginación en sus viñetas.

Su siguiente fracaso fue en 1923, tuvo que cerrar la empresa Laugh-O-Gram Film, en la que se desarrollaban cortometrajes animados, basados en cuentos. Eran bastante populares, el problema no fue que no gustó, si no que los gastos superaban los ingresos.

Su tercer fracaso fue perder los derechos del famoso personaje Oswald, de Universal Studios, el cual la compañía patentó.

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Pero no se dio por vencido, tras perder estos derechos decidió crear otro personaje, Mickey Mouse. Fue un éxito rotundo, y más tarde, en 1938 arriesgó a producir Blancanieves, otro bombazo que le salió muy bien, obteniendo ingresos de 8 millones de dólares, y desde ahí, empezó a crear el gran imperio.  

Bill Gates

Era bien joven cuando empezó a emprender, con tan solo 17 añitos fundó su primera empresa, Traf-O-Data, rondaba el año 1972. El objetivo de esta empresa era analizar y leer los datos en bruto de los contadores de tráfico de las carreteras, para luego hacer informes.

No duró mucho la empresa, tres años después, en 1975, el gobierno de Washington decidió hacer el mismo trabajo pero de manera gratuita. Esto fue el paso previo que le dio a Gates el aprendizaje para crear Microsoft, ya que aprendieron a crear software, hardware y a emular microprocesadores. Un fracaso necesario para llegar el éxito.

Joanne Kathleen Rowling

La famosa escritora de la saga de Harry Potter pasó por una historia increíble de superación, y como resultado tenemos su brillante saga.

La idea le surgió tras sufrir una avería en el tren en el que viajaba, que le supuso tardar 4 horas a su destino, tiempo en el que la idea le vino a la cabeza. Comenzó a escribir Harry Potter tras la muerte de su madre, momento en el cual ella se mudó a Portugal para trabajar, y donde siguieron los males de su vida.

Un matrimonio conflictivo, lleno de infidelidades y ambiente tóxico que provocó que Joanne acabara sola con su bebé en Edimburgo, viviendo de ayudas sociales y en malas condiciones. Esta situación no le permitía ni pagar la casa en la que vivía y entró en depresión. Se sentía fracasada, todo le había ido mal, fue rechazada en Oxford, su madre murió joven por una enfermedad, su matrimonio un fracaso y ella arruinada y con depresión.

Ella siguió adelante, sobre todo por su hija, sacó fuerzas de donde apenas tenía y siguió escribiendo Harry Potter. A pesar de todo su esfuerzo presentó la saga a más de 10 editoriales en las que fue rechazada.

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Su persistencia hizo, que en 1997, la editorial Bloomsbury Publishing compró los derechos y logró el éxito.

Joanne nos enseña que incluso en los peores momentos de la vida uno no tiene nada que perder, que de la persistencia nace el éxito, y que la paciencia y el confiar en un mismo pueden marcar la diferencia.

Steve Jobs

Cuando conocemos los éxitos de grandes talentos creemos que el camino les ha resultado sencillo y sin apenas esfuerzo, pero mucho más lejos de la realidad, para emprender no solo se requiere talento y buenas ideas, aprender de los errores es imprescindible para llegar al éxito.

Steve Jobs no estuvo libre de fracasos, su carrera profesional también tuvo algún traspié.

El más grande de todos fue poner de CEO a John Sculley, quien venía de hacer una buena carrera profesional en Pepsi, llegaba con buenos conocimientos de marketing y mucha experiencia dirigiendo una compañía, parecía ser el candidato perfecto. Pero pronto entraron en conflicto y fue despedido de la misma empresa que fundó, rondaba el año 1985.

Durante diez años Sculley dirigió Apple y Jobs creó NeXT, una empresa de informática que terminó siendo absorbida por Apple, y compró Pixar. En un principio el producto principal de Pixar era Pixar Image Computer, pero no se vendió bien, las pérdidas aumentaban y estaba destinado al fracaso, hasta que en 1995 llegó Toy Story y salvó la empresa. A partir de ahí la animación digital despegó y Jobs pudo vender la empresa a Disney por una muy buena cuantía en 2006.

En 1996 finalmente Jobs regresó a Apple, que en aquellos momentos sufría de problemas económicos, apostaron de nuevo por él y gracias a su vuelta se crearon productos que cambiaron la industria, como los iPad, los iPod y los iPhone. 

Como hemos podido ver en estos ejemplos de éxito y fracaso, no hay una fórmula exacta para cumplir tus sueños, hay miles de maneras de llegar. Seguir intentándolo una y otra vez es una de ellas, persistir, confiar en uno mismo, aprender de los errores, estar muy atentos al entorno y adaptarnos a él, podrá ayudar a alcanzar la meta esperada.

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