Las claves para dejar de procrastinar en tu emprendimiento

Las claves para dejar de procrastinar en tu emprendimiento

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Fraternidad-Muprespa

Uno de los problemas al que se enfrentan muchos emprendedores es la dificultad para concentrarse y hacer ciertas tareas. A esto se le llama procrastinación, en el que dejamos para otro momento tareas, incluso las más sencillas, lo que provoca tener fugas de energía y nos encontramos con estados de agobio y desgano.

Seguro que te has encontrado alguna vez buscando por internet información para una tarea, y terminas entretenido leyendo otra cosa que no tiene nada que ver pero que te resulta interesante para tu negocio. O quizá te enfrentas a una tarea complicada y al estar perdido con el primer paso lo vas dejando para otro día. O llevas todo el día con gestiones telefónicas y no te ha dado tiempo a sacar una entrega que tenías que hacer. Ejemplos hay para elegir, y seguro que muchos nos encontramos con situaciones en la que procrastinamos, las tareas y el tiempo terminan por venirse encima.

A continuación os damos algunas claves que te pueden ayudar a dejar de procrastinar tus tareas.

Levántate entre media hora y una hora antes

Las claves para dejar de procrastinar en tu emprendimiento

Permítete un tiempo para ti antes de comenzar el día, leer un libro o cualquier otro interés para ti, meditar, hacer ejercicio, y escribir en tu agenda las prioridades del día o simplemente organizarlo. Esto hará que empieces el día con una mente más clara y tengas una visión de cómo enfrentarlo de manera más planificada, con objetivos y tareas asignadas.

Medita o practica mindfulness

Se cree que la procrastinación no es algo que ocurre aleatoriamente. El profesor Tim Pychyl, doctor en psicología, director del Centro de Iniciativas Educativas y profesor del departamento de Psicología de la Universidad Carleton (Ottawa, Canadá), ha estudiado este asunto durante décadas y asegura que no tiene tanto que ver con perder el tiempo, sino que está asociado a la gestión de nuestras emociones.

Se ha descubierto que la amígdala es responsable de todo esto. Esta amígdala situada en el lóbulo temporal del cerebro es la encargada de procesar las emociones y controlar la motivación. Se ha visto que el tamaño de la misma es más grande en aquellos que acostumbran a postergar.

También se ha observado en las personas que postergan tareas, que la conexión de la amígdala con el córtex del cíngulo anterior (involucrado en la formación de emociones, conducta, aprendizaje, memoria y el qué decide que acción tomará el cuerpo) es pobre y deficiente.

Por lo tanto las personas con la amígdala más grande suelen tener más dudas a la hora enfrentarse a tareas y sentir más implicaciones negativas asociadas a la tarea en cuestión a postergar.

Una de las prácticas que más ayuda a trabajar este problema es el control de las emociones, hay muchas maneras de cambiar la manera en la que actúa el cerebro, como por ejemplo la meditación o el mindfulness. Este tipo de prácticas ayudan a la contracción de la amígdala, y por tanto ayudará a reducir la procrastinación.

Aprovecha tu energía

Saber utilizar nuestra energía a favor nos puede ayudar muchísimo en la realización de tareas. Por ejemplo, si eres una persona que tienes mucha energía por la mañana, aprovecha la mañana para hacer todas las tareas que te has propuesto para ese día que sean más complicadas. Y deja las actividades sencillas para momentos de menos energía, siguiendo con el ejemplo, dejar para la tarde tareas como planificar, hacer llamadas o reuniones.

Encuentra tu momento del día con energía más alta y planifica tus tareas en función de tu energía. Aprovecharás mejor el tiempo.

Los bloques del tiempo

Los correos electrónicos y las notificaciones del móvil distraen mucho de la tarea en la que uno está sumergido. Este método define la estrategia de revisar y contestar los emails dos veces al día, por ejemplo, una a primera hora de la mañana, y otra por la tarde.

Este método se puede utilizar también para otro tipo de gestiones, como llamadas o gestiones bancarias o de facturación por ejemplo.

Desconecta las notificaciones

El móvil es una de nuestras grandes herramientas de trabajo pero también la que más nos distrae, todo está ahí, el correo, las redes sociales, etc.

Un buen consejo para concentrarse mejor en una tarea, y que no se vaya postergando por falta de tiempo, es desconectar el móvil o bajarse alguna aplicación que bloquee estas notificaciones durante un periodo de tiempo que determines. Así te concentrarás mucho mejor en la tarea y la terminarás antes.

Prueba alguna técnica de productividad

La regla de los dos minutos

Este método de David Allen, consultor e instructor de productividad, sugiere que si hay una tarea muy sencilla que puede llevarte menos de dos minutos no la postergues, hazlo en ese momento.

Por ejemplo, lavar los platos después de comer, sacar la basura, enviar un email corto o hacer una llamada corta. Tenemos muchas tareas al día que no llevan ni dos minutos y las vamos dejando para otro día, esto hace que nuestra mente se llene de tareas pendientes, y aunque individualmente lleven poco tiempo, el ir dejándolas todas para mañana hace que se vayan acumulando y mentalmente acabas más desbordado.

Técnica Pomodoro

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Francesco Cirillo, es el creador de esta técnica, la llamó Pomodoro (tomate en italiano, por la forma de tomate de los relojes de cocina), un ingeniero informático que quiso optimizar el tiempo cuando estudiaba porque le costaba mantener la atención.

Esta técnica divide el trabajo en bloques de tiempo. Consiste en hacer descansos de 5 minutos cada 25 minutos de actividad, y un descanso más largo cada cuatro bloques de tiempo, es decir, cada 100 minutos.

Este método ayuda a que la mente se mantenga fresca, a mantener las tareas y a completarlas más rápidamente.

Flowtime

Método creado por Dionatan Moura, desarrollador de software, escritor y gurú de la productividad. Es una buena alternativa a la técnica Pomodoro.

Está orientada a los periodos de tiempo de enfoque y muy relacionada con el mindfulness, consiste en poner toda la atención en la tarea que se está realizando, olvidándose del resto y sin atender distracciones. El tiempo de flujo tiene una duración de entre 10 y 90 minutos, y se puede ampliar si tienes en ese momento mucha concentración. Lo que se recomienda es fijar alarmas por la duración estimada de cada tarea, cuando acabe el tiempo, si estás concentrado, puedes seguir 15 minutos más, sino, se hace un descanso.

A muchos profesionales no les gusta romper con su máxima concentración a los 25 minutos, tal como dice la técnica de Pomodoro, pero este método puede encajarles más. 

Matriz de prioridades

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Este método consiste en establecer las tareas por prioridades, según su urgencia e importancia. Se trata de identificar cuáles serían las más prioritarias y por lo tanto ponerlas en el primer lugar de la lista, después las secundarias, y por último las que se pueden delegar y las que se desechan.

Método Ivy Lee

Ivy Lee fue un consultor contratado por la empresa productora de acero Bethlehem Steel Corporation, para mejorar la eficiencia de su compañía.

Este método es para aquellos que les guste planificar la noche de antes. Consiste en escribir antes de irte a dormir las seis tareas más importantes, y se colocan por orden de relevancia.

Con esta técnica adelantas la organización a la noche anterior, y así cuando te levantas ya tienes claro cuáles son las tareas más importantes del día.

Es muy sencilla pero evita preguntas tipo ¿qué tenía que hacer hoy? ¿Por dónde empiezo? Y por lo tanto, la pérdida de tiempo que esto conlleva.

Técnica Jay Shirley

Este método fue creado por Jay Shirley, desarrollador de la aplicación The Daily Practice para crear hábitos. Consiste en hacer tres listas de tareas, en una de ellas se detallan las tareas que necesitas hacer hoy (lista “necesito”), en otra lista las tareas importantes a largo plazo (lista “debería”), y en la tercera lo que disfrutas haciendo (lista “quiero”).

En la lista “necesito”, se detallan las tareas que debes hacer y que generan un impacto en tu trabajo diario.

En la lista “debería”, aparecerán aquellas tareas que deberías hacer para cumplir con tus objetivos y metas a largo plazo.

Y por último en “quiero”, aparecen las cosas que quieres hacer, las que disfrutas cada día.

Con esta técnica no sólo detallas las tareas que debes hacer por obligación sino también las que te gustan, cumpliendo tanto con objetivos profesionales como generando resultados en tu vida personal.

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