Intraemprendimiento, la fuerza del talento
El intraemprendimiento en la actualidad viene siendo una práctica habitual muy extendida entre las grandes empresas, mediante la cual uno o varios trabajadores de la organización ejercen el papel de emprendedores dentro de la compañía, sin necesidad de constituir una nueva sociedad.
Los intraemprendedores suelen destacar entre el resto de integrantes de la plantilla por su compromiso, motivación y creatividad para proponer mejoras y aportar ideas que contribuyan a generar valor para su entidad, incluso en aquellas empresas en donde la proactividad no ocupa un lugar destacado en la estrategia corporativa porque todo lo que no se encuentra regulado por la rigidez normativa interna es considerado un riesgo de subvertir el orden establecido.
Sin embargo, en muchas ocasiones, desde la propia dirección de la empresa se fomenta el emprendimiento, optimizando los recursos individuales de sus empleados. Experiencia, conocimientos, aptitudes o capacidad creativa son algunas de las características de los llamados a dejar huella con sus ideas.
Qué es el intraemprendimiento o emprendimiento corporativo
Fundamentalmente consiste en detectar oportunidades para innovar desde dentro de la empresa a instancia de los propios trabajadores, en crear nuevos productos o nuevos servicios, en una nueva forma de producir bienes o de prestar esos servicios, en hacer más eficientes todos o algunos de los aspectos de la logística, mejorando las operaciones en la cadena de suministro desde el almacenaje a la distribución, descubrir nuevos materiales, buscar otros mercados y todo aquello que reduzca costes, aumente la producción, mejore la calidad, ofrezca soluciones más sostenibles y, en definitiva, represente un valor objetivo para la compañía.
Igualmente, el intraemprendimiento se ve como una estrategia para el crecimiento y el desarrollo de la empresa, que conlleva también el desarrollo personal de los trabajadores asalariados con iniciativa para proponer ideas innovadoras, incluso disruptivas, en beneficio de la compañía en la que prestan sus servicios por cuenta ajena, actuando como emprendedores internos.
En el III Informe sobre Emprendimiento Corporativo del Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), con el curioso título ‘Elefantes y gacelas ya bailan juntos’, vemos que el 80% de las empresas del IBEX apuestan por programas de innovación abierta (colaboración con startups y emprendedores independientes) o intraemprendimiento, aunque muchas de ellas se han embarcado recientemente en este fenómeno, como demuestra el hecho de que esta fórmula haya crecido por encima del 50% en los últimos 5 años.
Innovación
Estos intraemprendedores proponen cambios tras identificar un área de mejora. Para ello conviene conocer previamente el entorno laboral, las debilidades internas y las amenazas externas que afronta el sistema productivo o la prestación de servicios. Este análisis se antoja imprescindible como preámbulo a la presentación de soluciones innovadoras, porque no se trata de innovar por innovar, de perseguir la singularidad mediante ocurrencias extravagantes o caer en la excentricidad, sino de resolver un problema o revertir una dinámica negativa aportando la solución.
Todo deseo o necesidad de cambio viene dado por el afán de mejora, y todo cambio conlleva innovación para seguir evolucionando en el sentido correcto. La actividad innovadora e intraemprendedora necesita herramientas (datos, medios físicos, fomento del trabajo en equipo, financiación económica) para su desarrollo, y es aquí donde la dirección de la empresa juega un papel relevante con la implantación de una cultura de innovación, apoyando iniciativas bien planteadas, insistiendo en la formación continua e identificando y reteniendo talento dentro de la organización. Como expresó Abraham Maslow: «Cuando la única herramienta que se posee es un martillo, cada problema empieza a parecerse a un clavo». Cada problema tiene una solución, pero cada solución requiere un abordaje distinto.
Sin el componente innovador las empresas se estancan, se paralizan, pierden cuota de mercado porque no adaptan su oferta a la demanda cambiante; en definitiva, merma la reputación empresarial (el “qué dirán”) y la competitividad. Pero dicho componente ha de estar presente en la estructura de la empresa, en todos los niveles, debe imbuir todas las actividades llevadas a cabo, no solo el intraemprendimiento. Las grandes corporaciones -y no tan grandes- cuentan con un departamento de I+D+i, aunque más orientado al producto y al cliente externo que al propio funcionamiento interno, pero si han constituido esta unidad ya han dado el primer paso y será muy probable que la educación innovadora impregne al resto de departamentos.
Gestión del talento
La existencia de actividad intraemprendedora ofrece una imagen muy positiva de las empresas. Es así porque esta actividad lleva aparejada una gestión adecuada del talento, ya que emprender internamente exige no solamente actitud, sino también aptitud con una base de conocimientos puestos en práctica.
Con el emprendimiento corporativo exitoso se descubre el talento interno y se tiene en cuenta para futuros proyectos, sirve de motivación para quienes son más introvertidos cuando se trata de presentar propuestas interesantes y atrae la atención del talento externo. Por tanto, esta actividad ofrece la posibilidad de identificar, retener y captar talento por sí sola, una misión cada vez más difícil entre los responsables de los recursos humanos de las empresas. Cuando repasamos esos rankings sobre las “mejores empresas para trabajar”, uno de los aspectos destacados para la elección es la posibilidad de “desarrollo profesional” del empleado, un concepto que tiene mucho que ver con el intraemprendimiento y la potencial promoción personal, sobre todo en los sectores científico y tecnológico.
De esta manera vemos que intraemprendimiento y talento se retroalimentan, porque aquel no puede tener éxito sin éste, y éste buscará otro lugar si aquel no existe o no cumple con sus expectativas. Se trata de buscar un beneficio mutuo para la empresa que fomenta estas prácticas y para los trabajadores que las proponen y ejecutan. Y, por supuesto, los beneficiarios últimos de esta actividad serán los consumidores, armonizándose oferta y demanda para satisfacer sus necesidades.
Intraemprendimiento en Fraternidad-Muprespa
En la constante búsqueda de la excelencia en la atención sanitaria y la promoción de la innovación, Fraternidad-Muprespa, mutua colaboradora con la Seguridad Social, puso en marcha en 2023 el nuevo modelo de innovación sanitaria, creándose para ello el Comité Científico Asistencial, con la función valorar y aprobar los proyectos de investigación presentados por sus profesionales sanitarios, además de constituir el Código de Buenas Prácticas Científicas (CBPC), que «establece el conjunto de reglas y compromisos destinados a preservar y favorecer la calidad e integridad de nuestra investigación» en el ámbito de las ciencias de la salud.
Esta entidad siempre ha tenido presente el valor que representan las nuevas tendencias, tanto en el ámbito sanitario como en el tecnológico, y ahora más que nunca, en plena tercera década del siglo XXI, se impone la cultura de la innovación y la calidad con un «firme compromiso con la excelencia científica y la mejora continua en nuestra labor sanitaria».