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Grandes emprendedores de las tecnologías

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Fraternidad-Muprespa

Audentes fortuna iuvat (Virgilio)

Audaces, valientes, visionarios, ambiciosos, inteligentes, innovadores, inconformistas, enérgicos, competitivos, impredecibles, resilientes, creativos, con una ilimitada capacidad de liderazgo, un punto exacerbado de fijación en su idea y una formación académica excelente, estos genios de la tecnología han construido un mundo a su imagen y semejanza, con unos proyectos materializados de manera pertinaz y hasta contumaz con la técnica del ‘ensayo y error’ llevada a extremos insospechados.
Su objetivo no fue nunca satisfacer las necesidades preexistentes de amplios colectivos de la sociedad, sino crear esa necesidad, hacer creer/ver a los futuros consumidores que no podrían vivir sin sus productos y servicios tan esforzadamente creados. ¿Acaso no es ésta la principal norma no escrita del marketing? Se crea un producto o servicio, se da a conocer mediante la publicidad, y los consumidores deciden si formará parte de sus vidas o cae en el olvido. Como declaró en cierta ocasión Chuck Robbins, Director ejecutivo de Cisco Systems: «Nadie se levanta por la mañana y dice ‘quiero un router’». También se ha afirmado que anticiparon las necesidades del futuro, una opinión que, así pronunciada, suena menos invasiva.

Pero, siendo justos, tampoco dieron la impresión, en sus inicios, de trabajar guiados por intereses económicos, sino la de dar rienda suelta a su espíritu de innovación y creatividad, por puro divertimento e idealismo, en un campo que dominaban sobradamente. 

nube de palabras

Bill Gates y Paul Allen con MICROSOFT, Serguéi Brin y Larry Page con el potente motor de búsqueda GOOGLE, Jeff Bezos y AMAZON, Elon Musk con PAY PAL, SPACEX, TESLA y otros proyectos, Mark Zuckerberg y su innovadora red social FACEBOOK, Larry Ellison con ORACLE, Jawed Karim, Steve Chen y Chad Hurley con la popular red YOUTUBE para compartir videos, Steve Jobs y APPLE, Len Bosack y Shandy Lerner con CISCO, Kevin Systrom y Mike Krieger le dieron una vuelta de tuerca a las redes sociales con INSTAGRAM, Eric Yuan y ZOOM, Chuck Geschke y John Warnock con ADOBE, Jack Dorsey, Evan Williams, Biz Stone y Noah Glass con TWITTER, Daniel Ek y Martin Lorentzon y su servicio de música digital SPOTIFY, Janus Friis y Niklas Zennström con SKYPE, entre otros muchos, son los grandes triunfadores de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, los protagonistas que cambiaron nuestra perspectiva del mundo real y nuestras costumbres, con internet sirviendo de autopista para la proyección y desarrollo de sus ideas que, a su vez, dieron valor y el impulso necesario a la red por la que se movían -y continúan moviéndose- como pez en el agua. Unos proyectos que, en esta tercera década de siglo, dominan el mundo de internet, que es lo mismo que reconocer la enorme influencia que su actividad ha ejercido sobre todos los aspectos de la vida humana, desde el ámbito de los negocios, la comunicación y el trabajo hasta el ocio de las personas, desde Silicon Valley y Seattle al resto del planeta.

Un joven Jeff Bezos, analista de Wall Street a principios de los años 90, familiarizado con las cifras y con las oportunidades que había detrás de las subidas y bajadas de cualquier valor bursátil, se sorprendió con el crecimiento del uso de internet, nada menos que el 2.300% anual. Si internet es una gigantesca red de ordenadores conectados entre sí, que comparten información, reciben y envían mensajes y funcionan de manera independiente y autónoma ¿por qué no aprovecharse de ello? Y vio la ocasión para explotar la coyuntura favorable que se presentaba ante sus ojos. Así es como decidió que iba a vender libros por internet, dando el impulso definitivo al comercio electrónico con su plataforma Amazon. La idea de Bezos se basaba en que una tienda on line vende más productos que los que una tienda física podría almacenar. En el primer mes vendió libros en 46 países. Todo un hito. Corría el año 1994. Comenzaba la leyenda. Con una cultura de métrica muy asimilada creó un algoritmo para predecir los próximos libros que los potenciales clientes iban a comprar. Una verdadera ventaja competitiva.

Sin embargo, la irrupción de internet no contentó a todos. Bill Gates lo vio como una amenaza. Llevaban tiempo diseñando el sistema operativo Windows 95, pero no contaban con el auge que viviría internet, y al que ya llegaban tarde. Pero, como todo buen emprendedor, se adaptó y se benefició de esta circunstancia regalando el navegador Internet Explorer con el SO de Microsoft para hacer frente a la pionera en este campo, Netscape. Así surgió la ‘guerra de los navegadores’, en la que se acusó a la firma de Gates de práctica monopolista por dañar la innovación y limitar las ofertas, según declaró el fiscal. Las consecuencias para su corporación no fueron graves y Microsoft pasó a formar parte del elitista grupo de grandes empresas basadas en internet.

Google
Otros emprendedores tecnológicos, Serguéi Brin y Larry Page, crearon Google en 1998, una herramienta conocida en cualquier rincón del planeta. Nació como un proyecto estudiantil hasta llegar a ser el imperio que hoy conocemos (es la principal filial de la corporación Alphabet Inc.) con el uso de la minería de datos. Una idea que fue evolucionando y en poco tiempo caló entre los usuarios de internet, lo que obligó a sus dos creadores a buscar un modelo de negocio que no tenían. No se mostraban partidarios de la inserción de anuncios en las búsquedas, aunque al final claudicaron, pero sin ventanas emergentes, con anuncios relacionados con las búsquedas específicas. Así apareció Google Adwords, el programa de publicidad en línea. Una vez comprobada la calidad del motor de búsqueda y su popularidad, lograron fácilmente financiación para seguir creciendo.

También como un trabajo estudiantil vio la luz Facebook en 2004, de la mano de Mark Zuckerberg, alumno de la Universidad de Harvard, cuando aún no había cumplido los 20 años. Un rebelde obsesionado con la libertad de información y del tráfico de datos en un mundo, por entonces, con una regulación insuficiente en este aspecto. Su idea consistía en poner en contacto a todas las personas del mundo, tal y como ha comentado en numerosas entrevistas. Para crecer tomó Google como modelo. Un buscador y una red social que se ven diferentes para el usuario, pero que se basan en lo mismo: ingresos por publicidad para seguir desarrollando la idea original y la empresa. Yahoo llegó a ofrecer 1.000 millones de dólares por Facebook, según se cuenta, pero Zuckerberg rechazó la propuesta. Prefirió “dejar huella” a vender su obra.

En 2007 Steve Jobs presentó el iPhone de Apple Inc., toda una revolución del teléfono móvil inteligente con alma de ordenador personal. El primero de los numerosos smartphones que vendrían después. Fue con este dispositivo con el que se desató el interés generalizado por las apps móviles en sus dos vertientes: las descargas de aplicaciones gratis o de pago y el desarrollo y venta de otras muchas. Una consecuencia directa fue la irrupción de WhatsApp Messenger en 2009, producto de mensajería instantánea imprescindible en nuestros días, obra de Brian Acton y Jan Koum, que prácticamente ha desplazado al servicio SMS en los teléfonos inteligentes con iOS, Android y Windows. La conectividad a internet ya se realiza mayoritariamente desde dispositivos móviles en todas partes. Y como suele suceder, el lanzamiento del primer iPhone y el posterior predominio de los dispositivos móviles en la navegación por internet, pilló con el pie cambiado a algunos, como Facebook, que tuvo que adaptarse a marchas forzadas para no perder competitividad.

Quien supo adaptarse rápidamente a la conectividad del smartphone fue la red social Twitter Inc., fundada en 2006. Entró en la bolsa de Nueva York siete años más tarde. No estuvo exenta de conflictos internos entre Jack Dorsey y el resto de cofundadores. Alcanzado el éxito, el accionariado principal de la red social fue “troceado”, repartiéndose actualmente entre Elon Musk y varios fondos de inversión, en medio de una vorágine de cambios y rumores sobre el futuro de Twitter. Habrá que esperar para ver cómo termina.

Este exclusivo grupo de emprendedores exitosos forjó su propio destino con un denominador común: deseaban hacer cosas que estuvieran al alcance de sus fortalezas y habilidades, dando un paso detrás de otro, hasta encontrarse cerca de la cima sin aparente esfuerzo, un punto en el que los más audaces nunca retroceden, superan el vértigo de una altura considerable y siguen caminando.

Casi todos ellos, llegados a ese punto crítico, evitaron la tentación de vender sus proyectos innovadores por cifras astronómicas, no conformándose con llegar muy alto ni temiendo el riesgo de perder lo logrado. Querían avanzar más según ascendían, poniendo el foco en la escarpada cima. Buscaron financiación para superar el último tramo, cuando sus empresas habían rebasado la fase lúdica inicial, dejando de ser una forma de divertimento personal para convertirse en una obsesión y en un ejercicio de superación, con la fe inquebrantable que caracteriza a los vencedores, no sin antes afrontar situaciones de estrés e incertidumbre. Conflictos internos, demandas judiciales, problemas económicos y técnicos estuvieron a la orden del día, como es habitual en cualquier gran empresa, que se solventaron con mayor o menor éxito, cuando ya el impacto del beneficio económico afectaba a todas sus acciones, en contraposición a los orígenes idealistas de estas corporaciones.  

Desde sus humildes orígenes, ya sea en un garaje (Google), en una oficina destartalada (Amazon) o desde un dormitorio en el campus de la Universidad de Harvard (Facebook), han llegado a ser lo que hoy son: gigantes tecnológicos con poder absoluto.

Big Data

Pero ¿pueden servir de modelo para otros emprendedores? Afirmativo.
La filosofía de un emprendimiento se reduce a tener una idea y proyectarla siguiendo unas pautas simplistas pero necesarias:

  • Centrarse en un ámbito que se domina o del que se poseen conocimientos.
  • Germinar una idea, creando un producto nuevo o mejorando uno existente.
  • Comenzar el proyecto como un juego, libre de las tensiones que vendrán después.
  • Probar su viabilidad económica y funcional.
  • Si es viable, profesionalizar los esfuerzos (asesoramiento legal, búsqueda de financiación, modelo de negocio, estudio de mercado, equipo de trabajo, colaboradores, proveedores, objetivos claros).

Muchas personas con deseos de emprender un negocio se encuentran con el gran problema de nuestros días: carencia de una idea concreta bien estructurada. O quizás no tengan el suficiente espíritu emprendedor, del que no estaban precisamente desprovistos nuestros protagonistas tecnológicos.
Para comprender mejor cómo han evolucionado los grandes emprendimientos en el ámbito de la tecnología ligada a internet, desde la idea inicial al beneficio económico, la serie de TV “El ascenso de los multimillonarios” analiza el origen y ascenso de algunos de estos personajes que han hecho historia cambiando el mundo.