Estrategia España Nación Emprendedora ¿Realidad o ficción?

Noticia
Autor
Jesús Pedroso

Recuperar la normalidad o entrar en una fase de “nueva normalidad”, una vez superada la pandemia por Covid-19, va a suponer un esfuerzo extraordinario de toda la sociedad.

Las consecuencias económicas y sociales derivadas de la crisis sanitaria ya son patentes en muchos ámbitos, aunque aún hay quién dice no sentir sus efectos. Los fondos europeos para la reconstrucción no son una ayuda a fondo perdido, porque de los 140.000 millones de euros previstos para financiar la economía española desde la UE, la mitad aproximada son préstamos que como tales hay que devolver. Y esa devolución correrá a cargo de todos los bolsillos. Entonces comprobaremos si notamos o no los efectos de la crisis. Habrá que esperar a la segunda parte de esta década, que es cuando se empezarán a devolver los préstamos recibidos. Durante 30 años estaremos pagando la deuda. ¡A saber dónde estamos entonces! ¿Serán conscientes de ello los jóvenes de hoy y futuros pagadores del mañana? Los más pesimistas opinan que se trata de una generación perdida por las dificultades que tendrán que afrontar. Pero, como ha sucedido siempre, algunos sabrán buscar y encontrar su oportunidad en medio de la vorágine. Otros se quedarán por el camino.

La emisión de deuda pública no será suficiente para paliar el estado económico de las arcas públicas europeas y de sus países integrantes. Para ello, desde Bruselas han puesto en funcionamiento la maquinaria de la innovación fiscal. El impuesto a los envases plásticos ya se ha materializado. Surgirán nuevos e innovadores gravámenes para que el dinero fluya hacia las instituciones. La tasa digital y otra sobre transacciones financieras esperan su turno.

El acceso a estos recursos económicos comunitarios tiene dos condiciones ineludibles que deben cumplir sus estados beneficiarios:

  • Potenciar la economía verde
  • Acelerar la digitalización

Un porcentaje importante del dinero que se reciba –probablemente hacia el próximo otoño-  tiene que orientarse a estos dos objetivos, porque nos van a estar “vigilando” con una mirada auditora para que no nos desviemos de la ruta marcada.

Superar la presente situación supondrá un gran esfuerzo colectivo y llevar a cabo cambios sustanciales en la gestión de fondos económicos para facilitar un mayor desarrollo del estratégico sector industrial. Esta catástrofe ha puesto de manifiesto la exagerada dependencia del turismo y los servicios en nuestro país. Circunstancia que no era desconocida.

En este contexto, el Gobierno de España acaba de presentar la ‘Estrategia España Nación Emprendedora” con una visión a largo plazo. El alto comisionado de esta iniciativa, Francisco Polo, pone la mirada en el año 2030 para que nuestro país logre ser un modelo extendido de emprendimiento innovador, capaz de atraer inversión extranjera.

Ya se está trabajando en una reclamación histórica, el anteproyecto de la ley de startups, denominada Ley de Fomento del Ecosistema de las Empresas Emergentes.

La estrategia presentada, de carácter programático, establece 50 medidas clasificadas en cinco grupos, según metas y objetivos. Una agrupación que parece a primera vista algo aleatoria aunque no negamos las buenas intenciones:

  1. Prioritarias. La citada ley de startups o la creación de la Oficina Nacional de Emprendimiento (ONE), con un observatorio sobre el ecosistema emprendedor, son dos de estas medidas que estimamos necesarias. El fomento del emprendimiento requiere de un tratamiento diferenciado y específico como motor de la economía y la innovación.  
  2. Inversión. Hacer más atractiva la inversión privada en fase semilla, mediante beneficios ya existentes en el IRPF, y lograr que al menos dos tercios de la inversión total en I+D+i sea de origen privado va a necesitar de mucha imaginación.
  3. Sector público emprendedor. Agilizar trámites y procedimientos con la Administración pública es prioritario. En cuanto a la reforma integral del RETA y revisión de su modelo de cotización viene siendo una reivindicación constante.
  4. Escalabilidad. Promover la investigación y un mayor interés de las universidades en el emprendimiento, así como alianzas internacionales a nivel institucional, propiciará mejores resultados en este entorno.
  5. Talento. La educación desde edades tempranas en la actividad emprendedora y atraer a más alumnos hacia las disciplinas STEM, que aquí cambian por STEAM (añaden Arte), no cabe duda que obtendrá más beneficios para este ecosistema. Al observar las webs de las universidades españolas comprobamos la presencia mayoritariamente testimonial de los apartados referidos al emprendimiento, un déficit que se debe atajar cuanto antes.
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Portal del Emprendedor de Fraternidad-Muprespa