Emprendimiento en España

Emprendimiento en España

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Fraternidad-Muprespa

El observatorio del emprendimiento GEM España, ha publicado su informe nacional 2023/24, a un año de su celebración de las bodas de plata, tal y como nos recuerda su presidenta Ana Fernández en la presentación del mismo. Un documento práctico para valorar las fortalezas y debilidades del actual ecosistema y sus protagonistas que, en un futuro, si su evolución es favorable, integrarán el sector productivo con algunas grandes empresas y pymes de éxito, generando riqueza y puestos de trabajo, aunque otros se queden en el camino para volver a intentarlo.

Los resultados de este trabajo indican que ya se ha superado la crisis sanitaria de hace cuatro años y muchos temores: «El porcentaje de personas emprendedoras potenciales crece de un 9,4% a un 11,2%, un nivel que no se alcanzaba desde 2012. O lo que es lo mismo, por cada persona emprendedora a cargo de un negocio reciente hay otra con una iniciativa ya consolidada» (Borja Cabezón, consejero delegado de ENISA). Pero aún nos encontramos a cierta distancia de los países de referencia, en los que la actividad emprendedora forma parte de manera casi natural de su cultura y entramado empresarial.

Para la elaboración este informe se ha trabajado sobre una muestra de 30.201 personas, con prácticamente hombres y mujeres igualados al 50%, de los que 26.448 (87,6%) habitan el medio urbano y 3.753 (12,4%) el rural, un entorno muy difícil para el emprendimiento en las zonas de la llamada España vaciada y en el que no debemos asimilar el término ‘rural’ solamente con ‘agricultura y ganadería’ pues, si bien estos sectores se integran en el ámbito rural, en éste también se emprenden negocios de otros sectores para cubrir las necesidades y la demanda de sus habitantes (pequeños comercios) y de sus visitantes (hoteles rurales, restaurantes).

Examinando otros indicadores observamos que el 31% de los encuestados percibe oportunidades para emprender en los próximos seis meses en el área en que vive y un 53% considera que posee los conocimientos, habilidades y experiencia requeridos para iniciar un nuevo negocio, cifras superiores a las del año precedente.

Por género, los hombres siguen emprendiendo más que las mujeres, tanto en emprendimiento potencial (11,5% y 10,9% respectivamente), en TEA o la suma de naciente de 0 a 3 meses y nuevo de 4 a 42 (7,5% y 6,1%) y en el consolidado (7,4% y 6%). Sin embargo, las mujeres regentan más negocios consolidados en zonas rurales que los hombres.

El lastre lo seguimos viendo en el indicador “percepción de que en España es fácil iniciar un negocio” (solo el 30% opina así), un porcentaje que ha bajado respecto al informe anterior. Por ello, en el ranking Doing Business, en el apartado “apertura de un negocio”, sobre 190 países, España se encuentra clasificada en el puesto 97, algo que viene siendo la tónica general en los últimos años. Burocracia excesiva, trabas administrativas, tasas, licencias, son algunas de las consideraciones que los potenciales emprendedores destacan como obstáculos que desmotivan para iniciar un negocio.

«En relación al posicionamiento internacional de las actitudes y percepciones de su población, y teniendo en cuenta los 45 países que forman parte del estudio, en el año 2023 España se posiciona como uno de los territorios en los que la población percibe menos oportunidades para emprender (44/45) y menos facilidades para hacerlo (41/45)» se lee en el informe GEM. Por tanto, parece lógico que exista un elevado miedo al fracaso, a pesar del cual en 2023 han subido las expectativas emprendedoras y han aumentado los negocios recientes (los que tienen hasta 42 meses de vida), con la vista puesta en su consolidación.

Las empresas consolidadas (más de 42 meses) han descendido del 7% al 6,7%, así como ha subido el abandono de una actividad por cierre, traspaso o jubilación del 2,5% al 3,2%.

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Por CCAA, Baleares, Valencia, Madrid y Cataluña son los territorios con mayor capacidad de emprendimiento reciente, por encima de la media nacional. En porcentaje de consolidación el ranking lo encabezan Baleares, Navarra y Madrid.

La industria del turismo ejerce en estos territorios una influencia inequívoca y una gran atracción para el autoempleo, así como la demografía. De ahí que las iniciativas en el sector orientado a dar servicios al consumidor superen a las de los sectores extractivo, transformador y servicios a empresas. Las mujeres emprenden más que los hombres en ese sector mayoritario.

El capital semilla o inversión inicial para arrancar un negocio suele situarse por debajo de los 15.000 euros en la mitad aproximada de los proyectos nacientes. Este capital procede en un 57% de ahorros personales, repartiéndose el resto entre bancos, ayudas familiares, subvenciones públicas y otras fuentes. En este aspecto, las posibilidades de éxito y supervivencia de un proyecto aumentan cuanto mayor es el conocimiento del emprendedor sobre todo lo relacionado con la financiación.

La internacionalización va calando lentamente en las empresas españolas. Un 4% de las consolidadas exportaron una producción por encima del 75%.

Las nacientes y nuevas superaron este rango tres puntos, hasta el 7%. La explicación la podemos encontrar en la edad de los emprendedores recién llegados, más jóvenes y más implicados con los procesos digitales. Así se aprecia en el informe, donde los emprendedores entre 18 y 24 años muestran una mayor orientación internacional.

Tecnología, innovación y digitalización

Innovación y tecnología son dos conceptos que caminan juntos. Resulta difícil imaginar a uno sin el otro cuando la transformación digital invade todos los ámbitos de la sociedad, mientras presenciamos la Cuarta Revolución Industrial, a la que el fenómeno emprendedor no es ajeno.

Destacan las iniciativas con un nivel tecnológico bajo (89%) frente a las de alto nivel (6%), un indicador que apenas mejora en el interanual. Este dato va estrechamente ligado a la edad media de los emprendedores recientes en España (el 70% supera los 35 años de edad), edad más elevada que en los países de nuestro entorno. Desde 2016 nunca habíamos tenido un porcentaje tan bajo (2,6%) de emprendedores jóvenes (entre 18 y 24 años). Resulta fácil deducir que, si el dominio de las nuevas tecnologías se localiza en mayor medida entre la población joven de la Generación Z, que no superan los 30 o 35 años, parezcan comprensibles las cifras del principio de este párrafo.

El 23% de los emprendedores tecnológicos que han consolidado su proyecto tienen entre 18 y 24 años frente al 12% de los que tienen entre 45 y 64. El dato habla por sí solo.

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La tendencia tecnológica mayoritaria de alto nivel continúa siendo la asignatura pendiente del emprendimiento en España, aunque 1 de cada 8 emprendedores califique su proyecto como de media o alta tecnología.

Tanto en iniciativas nacientes y nuevas como en negocios consolidados de carácter tecnológico medio y alto lideran más proyectos los hombres que las mujeres. Mientras ellos mantienen un porcentaje similar a los últimos ejercicios, ellas descienden levemente.

Resulta fundamental para la economía que esta brecha de género en tecnología se vaya reduciendo mediante la superación de cierto temor entre las mujeres a emprender en un sector históricamente masculino, así como salvar obstáculos en forma de conciliación familiar y laboral y la menor presencia de referentes femeninos en este sector. Es importante porque las empresas con base tecnológica suelen consolidarse, crecer y lograr el éxito en más ocasiones que las desprovistas de este factor tecnológico.

Para empezar, sería deseable que hubiera más mujeres STEM, un ámbito en el que la desigualdad es más que evidente, venciendo el miedo a las matemáticas y alimentando la autoconfianza en tecnología. Pero la brecha ya nace en los primeros años de la educación y aumenta hasta la etapa universitaria y en la FP, en donde de la totalidad de graduados un 52% de los hombres lo hace en disciplinas STEM frente al 7% de mujeres. Esta proporción cercana al 9 a 1 parece inasumible. Un reciente estudio de ESADE así lo refleja.

La innovación, igual que hemos comentado de la tecnología, también es un campo en el que predominan los emprendedores más jóvenes, como demuestra el hecho de que 6 de cada 10 iniciativas recientes lideradas por emprendedores entre 18 y 24 años innovan en productos y 1 de cada 2 lo hace en procesos, afectando a todos los sectores de la producción.

Independientemente de la edad, un 30% del emprendimiento reciente es innovador en productos y/o procesos, una cifra que ha ido aumentando año a año y que también lo hará en los próximos, aunque la tendencia innovadora vaya disminuyendo con la edad de los emprendedores. La innovación en procesos es similar entre géneros, no así en productos, donde los hombres innovan más que las mujeres.

Un dato significativo se aprecia en que la actividad innovadora es directamente proporcional al tamaño de la empresa (número de trabajadores). Tanto en emprendimientos recientes como en los consolidados los que cuentan con 20 empleados o más se hallan a la cabeza en la innovación de productos y de procesos.

En cuanto al perfil digital de las iniciativas emprendedoras en 2023, un 29% de las más recientes “ha adoptado tecnologías digitales por primera vez”, mientras que en negocios consolidados el primer contacto con la digitalización el pasado año desciende hasta el 11%, un porcentaje demasiado alto para tratarse de empresas que superan los 42 meses de vida. Un 67% de estos últimos considera la digitalización como un asunto no prioritario.

También se observa que cuanto más reciente es la iniciativa emprendedora más uso se hace de las tecnologías digitales avanzadas (comercio electrónico e inteligencia artificial) en contraposición a las consolidadas que solo han implantado las más básicas (correo electrónico y web). Esta diferencia se puede extrapolar a la edad de los emprendedores, siendo los más jóvenes quienes optan por la digitalización avanzada, lo mismo que los que cuentan con mayor formación académica.

Es decir, iniciativas de reciente creación, emprendedores jóvenes y con formación universitaria o superior se decantan por el uso de las técnicas más avanzadas.

Por sectores:

  • La tecnología se halla implantada en mayor medida en el sector servicios a empresas.
  • La innovación, sea de productos o procesos, en los sectores servicios al consumidor y en el transformador.
  • La digitalización media-alta en el extractivo, aunque se encuentra extendida en los cuatro sectores.

¿Y en qué sector han iniciado su aventura los emprendedores más recientes en España?

  • 3% en el extractivo
  • 15% en el transformador
  • 34% en servicios al consumidor
  • 48% en servicios a empresas

Las cifras medias en el grupo de nuestros países de referencia (Polonia, Grecia, Hungría, Croacia, Omán, Israel, Chile, Uruguay, Puerto Rico, etc.) son respectivamente 5%, 21%, 23% y 51% en cada uno de los cuatro sectores.

La habitual aseveración de que España es un país de servicios se plasma en los datos obtenidos. Queda trabajo por hacer desde las instituciones políticas, administrativas y educativas.