Comunicar emprendiendo, emprender comunicando
Fundar una empresa, arrancar un negocio, convertirse en freelance, empezar como autónomo… todo ello son sinónimos de la misma aventura: la de comenzar a trabajar por cuenta propia para sacar adelante un proyecto laboral, empresarial y, casi siempre, vital. En este portal ya hemos tratado con profusión como abordar esa aspiración de modo que, al menos en el plano teórico, ningún cabo quede suelto y se cimente en el mayor número posible de certezas. Luego viene la realidad, que para mal o para bien, puede decidir por el emprendedor en muchas ocasiones.
Si algo ha enseñado la pandemia es la gran cantidad de trabajos y funciones que se pueden desarrollar en el propio domicilio, ahorrando una serie de costes fijos que hagan que emprender sea un poco más fácil.
Ese es el camino que han elegido decenas, si no centenares de comunicadores. En un rincón de casa, con un micro, un poco de silencio, un programa de edición de audio y muchos cursos que hablen claro sobre las claves para monetizar un producto, la receta arroja un nuevo creador de contenidos: ha nacido otro nuevo podcaster.
En Spotify si buscas por la palabra “emprendimiento” aparecen cerca de 300 productos diferentes. Solo en Spotify y solo en castellano. En Podimo la cifra no es muy lejana, y de nuevo solo en castellano. Es decir, hablamos de miles y miles de horas disponibles a través de nuestros auriculares sobre la tarea de emprender, una “metatarea” que se retroalimenta dado que muchos de estos divulgadores son emprendedores ellos mismos. Emprendedores que hablan de emprendimiento.
Recientemente un artículo en un medio de comunicación (dedicado, cómo no, al emprendimiento) autónomoyemprendedor.es, detallaba esas claves con las que ganar dinero a través de contenido de audio. ¿Solo ellos? No, ellos entre otros, ellos entre cientos. Hay tanta oferta informativa sobre cómo elaborar, ganar dinero, triunfar, obtener un contrato…gracias a un podcast, que documentarse sería tarea sencillamente imposible.
¿Por qué se produce este fenómeno tan masivo? En opinión de esta periodista, por varias cuestiones:
- El desempleo creciente en el sector. Según los datos recogidos en el Informe sobre la Profesión Periodística elaborado anualmente por la Asociación de la Prensa de Madrid, los periodistas en paro descendieron un 15% entre septiembre de 2020 y septiembre de 2021. La propia APM achaca este descenso a una mayor digitalización de la profesión, que ha favorecido el nacimiento de medios y por tanto ha requerido de más profesionales, pero como segunda causa, destaca el crecimiento de quienes han optado por el trabajo autónomo. Ahí es donde se ubican nuestros oradores digitales. Con permiso de la APM me atrevo a señalar un tercer factor y es que las contingencias laborales por covid han supuesto tener que contar con plantillas mayores para dar cobertura a la gran cantidad de información a cubrir.
- La llegada, algo tímida aún en España de lo que en EEUU han bautizado como “la gran renuncia”, en inglés “Great resignation”. De nuevo la pandemia es parcialmente responsable de un fenómeno laboral sin parangón en EEUU, donde durante el segundo trimestre de 2021 once millones y medio de trabajadores dejaron su trabajo, más del doble que diez años atrás. Las diferencias entre allí y aquí son obvias: EEUU tiene unas cifras de paro de un solo dígito y la movilidad por causas laborales está plenamente asentada. Aquí el miedo al cambio es mayor: queda mucho de “encontrar un trabajo de por vida” y muchísimo de “quiero vivir cerca de mi familia”. Pero llegará, como acaba llegando todo con cierta cadencia. Y si hay que apostar creo que el de la comunicación es un sector clave al que afectará la gran renuncia ibérica, pero no en forma de abandono clásico (“dejo el periódico y monto una casa rural en el pueblo de los abuelos”) sino en forma de reciclaje, hacia nuevas formas comunicativas, léase, los podcasts.
- La especialización. Parece que toda la profesión pasó por las aulas de mi admirado Antonio Alcoba, mi profesor de Redacción Periodística en la Universidad Complutense, que defendía a capa y espada centrarse bien en lo que uno sabe, y si no sabe de algo, buscárselo para tener la menor competencia posible. El periodismo generalista quedaría para los grandes nombres, los generales, mientras que los soldados siguen, seguimos, dedicándonos a lo concreto, lo específico. Esto tiene mucho que ver con la proliferación del audio, el hype del audio, como lo denominan los teóricos del ramo, un terreno abonado para historias muy concretas, contadas con ánimo divulgativo y didáctico, pero también íntimo. Casi siempre se escucha en soledad, lo que favorece la labor reflexiva. Y no nos engañemos, reflexionar más es algo que no nos viene nada mal como sociedad.
- Sencillamente, se han puesto de moda. Hace unos años no había periodista sin blog. Ahora blogueros y blogueras han cambiado de ámbito, se han pasado al audio y las últimas entradas en sus blogs son anteriores a que todos supiéramos que es una FPP2 y una vacuna de ARN mensajero. No solo eso, las mayores corporaciones están abriendo sus canales de podcasting a ritmo frenético, como LinkedIn, que ha alumbrado una nueva criatura sonora: LinkedIn Podcast Network. Por no hablar de la guerra entre Spotify y Apple, que va a dejar el conflicto BETA-VHS al nivel de una partida de parchís.
Hace once años una amiga que vivía en San Francisco me contaba que en las reuniones sociales la gente, los grupos de amigos, las familias… se preguntaban entre sí qué serie estaban viendo y qué podcast estaban escuchando. Yo cada vez lo percibo más en mi ámbito. Gracias a la gran oferta de que disponemos los podcasts han llegado para quedarse y ser un producto de consumo más destinado a cumplir con las tres funciones del periodismo: informar, formar y entretener.