La renuncia silenciosa o ‘silent quitting’: ¿oportunidad, o señal de alerta?

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Fraternidad-Muprespa

El año pasado, casi tres millones de trabajadores abandonaron de forma voluntaria su empleo en el último año en España, y en los primeros ocho meses de este año las renuncias ya superaron los dos millones, según datos de la Tesorería General de la Seguridad Social. 

Este fenómeno no solo afecta a las grandes corporaciones, sino también a las medianas y pequeñas empresas; y ni hablar del impacto que puede generar en el emprendimiento.

Además de las renuncias, hay otro fenómeno que cada vez se observa más en las empresas: el ‘silent quitting’Esto se produce cuando un trabajador decide limitarse a cumplir con sus tareas mínimas, sin asumir responsabilidades adicionales, sin implicarse en la cultura de la empresa y sin aportar más allá de lo estrictamente necesario. No hay conflicto abierto, pero sí una pérdida de compromiso.

Para un emprendedor, esto puede ser especialmente crítico: en las primeras etapas de un negocio, se necesita implicación, creatividad y flexibilidad. Un equipo desmotivado puede frenar el crecimiento o incluso poner en riesgo la viabilidad del proyecto.

La falta de claridad en roles y expectativas, la sobrecarga de trabajo sin compensación adecuada, la ausencia de reconocimiento o de feedback y una cultura empresarial poco definida pueden llevar a esta situación. 

La buena noticia es que los emprendedores tienen una ventaja: la cercanía con sus equipos. Por ello, algunas claves para atajarlo son: 

  1. Definir bien los roles: aunque en una startup todos “hacen de todo”, es importante que cada persona sepa qué se espera de ella.
  2. Reconocer el esfuerzo: un “gracias” sincero, una felicitación pública o una pequeña recompensa pueden marcar la diferencia.
  3. Escucha activa: crear espacios para que el equipo pueda expresar inquietudes, ideas o necesidades.
  4. Cuidar el equilibrio y la conciliación fomentando la productividad dentro del horario laboral.
  5. Construir el propósito, las personas se implican más cuando sienten que su trabajo tiene sentido. Comparte la visión y haz que cada miembro se sienta parte de ella.

En definitiva, la “renuncia silenciosa” no tiene por qué ser solo una señal de alarma, también puede ser una oportunidad para revisar la cultura organizacional, mejorar la comunicación y reforzar el propósito del equipo. Para un emprendedor, detectar a tiempo estas señales y actuar con empatía y liderazgo puede marcar la diferencia entre un negocio que sobrevive y uno que crece. Escuchar, reconocer y dar sentido al trabajo son las mejores estrategias para transformar la desconexión en compromiso y la rutina en motivación compartida.

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